LA CULTURA DEL FRACASO Y EL EMPRENDIMIENTO

Fracasar al emprender

Todos en algún momento de la vida, nos ha tocado experimentar el fracaso, el caso está en que no todos enfrentamos esta situación de la misma manera. Cosechamos sentimientos como el enojo, la frustración y el miedo, sentimientos que, comúnmente nos invaden cuando nos equivocamos, pero hay personas que en lugar de lamentarse deciden aprovechar la experiencia para aprender y salir adelante.
Desde pequeños, la mayoría de familias, sociedades, inclusive maestros, nos transmiten la idea de que el fracaso es algo malo para nosotros, y se quedan con la parte negativa de la experiencia – de fracaso – cuando deberían quedarse con la enseñanza que todo fracaso trae. El problema con el fracaso es etiquetarlo de un modo negativo cuando en realidad está trayendo importantes observaciones, lecciones que vale la pena aprender. “Pero me gustaría contagiar la idea de que el fracaso es un maestro hecho y derecho. Un maestro inflexible, que se propone enseñarnos cosas valiosas para nuestro bien.

Las personas actuamos de maneras muy distintas ante los fracasos:

● Para algunos, el fracaso nos enseña, nos hace más sabios, más fuertes y más resistentes. Más importante aún: es probablemente a través del fracaso que conseguimos entender un poco acerca de la naturaleza de lo que va ocurriendo.
● Para otros, el fracaso es el final. Los cierra, y los deja menos capaces, con menor autoconfianza, con menores recursos para manejarse en la vida y mucho menos, para afrontar las adversidades o para re-iniciarse en algún asunto sea éste del plano laboral, amoroso, de estudios, etc.
● Hay otro grupo de personas, que piensan que el fracasar es algo que debe ser soportado. Estas personas consideran que solo soportándolo, estarán preparados para los posteriores desafíos de la vida.

Partiendo de esta idea, el fracaso puede constituirse como una experiencia única, y la más poderosa en la vida de alguien. Es como una especie de Master Express. Si logras pasar el curso, habrás escalado a otro nivel, que con toda seguridad te llevará a nuevos senderos con nuevos retos.

El Fracaso como aprendizaje

En los últimos años desde mi carrera, desde que inicié mi empresa, desde que formé equipos de trabajo, hemos sembrado principios que nos están ayudando a cambiar de fondo esta realidad; el más importante: el éxito es la suma de fracasos. Esto me recuerda a la voz sabia del empresario Thomas Alva Edison cuando dijo: “No he fracasado, he encontrado 10.000 soluciones que no funcionan.” Esto ocurre cuando permitimos que la parte sustancial del fracaso se convierta en bendición. El fracaso contiene información valiosa. Igualmente, el fracaso tiene un papel clave en el proceso emprendedor. No hay duda que el fracaso es importante, va más allá del estigma negativo que lleva implícito la palabra, hay mucho que descubrir y aprender de él. Efectivamente en el sentido formativo, y si se quiere práctico, saber qué ha hecho que las nuevas empresas fracasen puede transformarse en un manual atractivo sobre lo que hay que evitar o decididamente no hacer. De esta manera, vemos algunos casos de reconocidos emprendedores (Steve Jobs, Walt Disney, J.k. Rowling, entre otros) que han logrado superar importantes momentos de crisis y dificultades en sus vidas. Pero generalmente los vemos como casos lejanos porque asumimos que han sido personas destinadas a brillar, pero no es así. “El fracaso será tu mecanismo de aprendizaje para los futuros proyectos de emprendimiento, tanto para la persona que se vio inmerso en la experiencia, como para todas aquellas que están incursionando con una iniciativa para crear una unidad de negocio.”

EL FRACASO COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE EN EL EMPRENDIMIENTO

El emprendimiento ha sido una corriente muy acogida durante los últimos años, ya sea para suplir alguna necesidad personal o de terceros, o debido a que se dio una oportunidad en el mercado; esta corriente ha generado cambios en las perspectivas de las personas en el mundo a lo largo del tiempo y en el ámbito educativo. De esta manera, así como existe el éxito dentro del proceso de emprendimiento existe el fracaso, sobre el cual se habla muy poco y existen muy pocos datos que expresan la influencia y la importancia de este en el emprendimiento, que se enfatiza más en los primeros años de vida de consolidación de las ideas de emprendimiento.
En los últimos años, el fracaso ha empezado a ser considerado como un factor importante dentro del desarrollo de la iniciativas de emprendimiento, ya que brinda un conjunto de beneficios al emprendedor para que este entienda, priorice e interiorice las fallas y errores que ha generado, para no volverlas a cometer y para estudiar más sobre aquellas que generaron aquel cierre y hundimiento. Cuando se hable de emprendimiento, el fracaso podrá servir como herramienta de aprendizaje para aquellos que fracasaron, como para aquellos que están incursionando en este camino.
Sin duda alguna, desde las situaciones adversas y los errores se adquiere más conocimiento, se visualizan nuevas oportunidades de negocio. Al observar que la existente fracasó, y de una u otra manera te impulsa la innovación, en miras de crear o modificar un producto o servicio que no vuelva a fracasar. Por supuesto, siempre se deberá tomar en cuenta los factores riesgosos que generaron la caída, para darles el manejo correcto con el fin de que no vuelvan a interferir en la idea de negocio.
No olvides, que nosotros también podemos construir nuestra propia historia, y para ello es importante entender que como profesionales podemos fracasar; si llega a pasar, debemos abrazar el momento, visualizarlo como el manual más conciso de cómo se debe sobrellevar los procesos del negocio, y por otra parte desarrollar en las personas aspectos de importancia como la madurez. Si logras ver el fracaso de otra manera, como un paso inevitable y necesario hacia el éxito, entrarás en otra liga donde podrás llegar aún más lejos.

FIN DE LA CULTURA DEL MIEDO. El adiós al jefe y la bienvenida al líder.

jefe como lider en la empresas

Es probable que para este momento la frase “la gente no renuncia a un mal trabajo sino a un mal jefe” haya llegado a tus oídos, y es que aunque suene trillado, más personas en todo el mundo se sienten relacionadas pues han vivido en carne propia la presión y malestar que produce estar bajo en mando de un “líder” autoritario, desconfiado y poco empático.

Antes, en la mayoría de las organizaciones, la cultura de trabajo se basaba en el miedo. Miles de personas se sentaban todos los días, durante ocho largas horas en sus puestos de trabajo con temor a cometer el mínimo error que los hiciera recibir humillaciones por parte de su gerente o peor aún, a perder su empleo. Los jefes se paseaban en la búsqueda de errores, en lugar de cuestionar si necesitaban ayuda o servir de guía para mejorar los resultados.

Esto solo nos dice que el objetivo de la mayor parte de esos empleados era cobrar un salario, tolerando un ambiente de trabajo tóxico a cambio de la anhelada estabilidad económica.
Pero, este supuesto rendimiento alimentado por miedo dejó de funcionar. En el 2020, la pandemia forzó a millones de personas a quedarse en casa brindándoles un tiempo de reflexión sobre si realmente merece la pena pasar la mayor parte de la vida en un empleo que no disfrutan y donde no se sienten cómodos ni motivados.

Solo en Estados Unidos 4 millones de personas renunciaron a sus trabajos en el 2021, en una tendencia que llamaron “la gran renuncia”, dejando miles de puestos vacantes  que está resultando cada vez más difícil cubrir. La mayoría de estos, relacionados con atención al público, donde generalmente los empleados están expuestos a malos tratos tanto de clientes, como de gerentes.

Los testimonios de aquellos que formaron parte de esta renuncia masiva coinciden en una cosa, un cambio de prioridades. Ahora, la salud y el bienestar físico y mental son más valorados que un simple salario. Si un trabajo no puede cubrir esas mínimas exigencias, no vale la pena. Lo que tiene sentido.
Eso nos lleva a reflexionar desde el punto de vista del liderazgo  ¿por qué existe aún esta falsa creencia de que si no hay presión no hay productividad? Esta antigua cultura de gerenciar puede ser quizá el resultado del anterior modelo familiar, donde una sola persona era quien llevaba el dinero a casa, o de un tiempo donde la competencia era alta y los puestos de trabajo tan pocos, que los empleados se tenían que conformar y tolerar un clima laboral tóxico y represivo.
Sin embargo, ahora la realidad es otra. La figura del “jefe” está desapareciendo. Las empresas ahora están en búsqueda de líderes que puedan formar y conducir un equipo de confianza, que se mantenga motivado por una emoción muy diferente y en ocasiones mucho más fuerte que el miedo, la lealtad.

La empatía es clave para lograr esto. Un líder empático es aquel que percibe a los miembros de su equipo como iguales. Conoce a fondo las tareas y se preocupa por mejorar el clima laboral.
Imagina tener un gerente al que puedas acudir con confianza si cometiste un error, sin temor a reprimendas, que se preocupe por darte los instrumentos necesarios para hacer tu trabajo mejor y no por buscar con una lupa los errores en tus resultados. Alguien a quien puedas decirle sin preocupaciones  “necesito ayuda”  y que de verdad te brinde el apoyo para mejorar.

Desde una posición de liderazgo, crear un ambiente de confianza es ahora la clave para lograr buenos resultados. Desarrollar un vínculo afectivo con los miembros de la organización a través de la honestidad, conformará un equipo de personas que amen su trabajo, y que se sientan motivados por la fidelidad a una compañía que los trata con respeto, que los escucha y atiende a sus necesidades, tanto laborales como personales.

Se tiene que pensar dos veces antes de dejar un trabajo donde percibes tanto como das.
Un buen líder debe escuchar, entender y explicar. Debemos dejar atrás la creencia de que la empatía afectará la productividad, de que el miedo a la crítica motiva más que el reconocimiento por un trabajo bien realizado. Comprender que, los miembros de un equipo tienen el talento para trabajar alineados con los objetivos organizacionales si se les otorga la confianza que merecen.

COMO CREAR EL EQUIPO PERFECTO PARA EMPRENDER

El trabajo en equipo de calidad es esencial para un emprendimiento exitoso, puesto que lo nutre, lo ayuda a adquirir solidez y a explotar sus recursos y potenciales. No por nada la palabra “empresa” significa “sociedad”; como tal, ésta requiere de una organización adecuada entre sus miembros para subsistir y, más aún, para crecer.
Porque emprender no es sólo empezar; también es continuar y escalar, y para ello, todo emprendedor necesita de un buen equipo que lo respalde. Entonces, ¿cómo creamos el equipo perfecto para emprender?
 
Estas son las cosas que deberías tener en cuenta:
 
1) El equipo debe ser consistente
 
Los integrantes de un equipo de trabajo pueden ser muy diferentes entre sí, y de hecho, en cierto punto es necesario que así sea. Pero no hay que permitir que dichas diferencias se conviertan en inconsistencias u obstáculos dentro del equipo. Tú, como líder, debes apuntar a canalizarlas hacia un objetivo común para que funcionen como herramienta de complementación y no de división. Para establecer esta unidad, es necesario asegurar un buen flujo de comunicación interna.
 
 
2) El equipo debe compartir una visión
 
 Los equipos de trabajo funcionan cuando y porque han interiorizado una visión común que representa con claridad hacia dónde va la empresa y con qué herramientas, valores y estrategias emprenderá su viaje por el mundo de los negocios.
Una visión compartida es como un acuerdo universal dentro del equipo que les brinda a sus miembros un marco de acción para lograr un objetivo común. Es también un motor para la resiliencia, es decir, para aumentar la capacidad de adaptarse y/o recuperarse ante las dificultades que puede atravesar un emprendimiento.
 
3) El equipo debe tener roles claros
 
Cada integrante del equipo debe tener un rol definido basado en sus competencias. Esto disminuye las redundancias dentro del equipo y amplía la productividad y la eficiencia del mismo.
Los roles, además, motivan a los miembros del equipo puesto que, gracias a ellos, sus talentos y aportes son más reconocidos, valorados y potenciados. En última instancia, el crecimiento profesional de los individuos deriva en el crecimiento de la empresa.
 
 
4) El equipo debe tener un plan de contingencia
 
Los planes de contingencia conforman una estrategia proactiva para lidiar con las dificultades; por eso, todo equipo de trabajo debería tener uno previamente elaborado siempre a mano.
El plan debe estar diseñado para funcionar imparcialmente en caso de desacuerdos en el equipo, para así mantener la solidez del mismo y evitar complicaciones mayores.
 
 
5) El equipo debe tener un líder efectivo
 
El liderazgo efectivo es fundamental para que un equipo de trabajo se sustente en el tiempo. Un buen líder influye positivamente a los miembros del mismo —y por ende, en la empresa— a través de la motivación y la orientación. 
En palabras de Steve Jobs, fundador de Apple: “La administración se trata de persuadir a las personas a hacer cosas que no quieren hacer, mientras que el liderazgo se trata de inspirar a las personas a hacer cosas que nunca pensaron que podían hacer”.

4 VENTAJAS DE LA INCORPORACION DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN LOS NEGOCIOS

Inteligencia Artificial en los Negocios

La inteligencia artificial puede aplicarse en todo tipo de industrias de diversas maneras. Cada vez más empresas en el mundo se favorecen de las capacidades predictivas, la automatización de los procesos y el análisis comparativo de datos que ofrece esta tecnología.

La implementación de la inteligencia artificial en las empresas facilita a menudo la toma de decisiones y el perfeccionamiento de las estrategias de negocios. También incrementa la productividad, y al fin de cuentas, puede ser un elemento clave para el crecimiento de un negocio.

¿Cómo? Aquí se lo explicamos.

1) Ahorran tiempo y dinero

Las máquinas son más eficientes que los humanos. Pueden trabajar durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Y particularmente la inteligencia artificial puede trabajar de forma inteligente,no necesariamente programada. No hacen falta grandes expertos para ponerla en funcionamiento, ni tampoco encuentra tantas limitaciones en sus tareas porque suele aprender por sí misma, a partir de los datos.

Así, es capaz de automatizar las operaciones reduciendo los fallos hasta el mínimo, lo que evita pérdidas de tiempo y dinero no planificadas. Se calcula que, de hecho, en un período de cinco a siete años, las inteligencias artificiales pueden ahorrarles a las empresas desde un 27% hasta un 30% de tiempo. Y, gracias al continuo análisis de las tendencias de venta, también les pueden ahorrar desde un 13% hasta un 15% de dinero. Esto se traduce en un incremento constante del capital.

2) Generan informes claves

Los datos tienen un gran valor para los negocios hoy en día, ya que permiten descubrir tendencias y prevenir problemas a futuro. Ayudan, además, a tomar decisiones fundamentadas que pueden resultar esenciales para el desarrollo de un negocio.

Las inteligencias artificiales pueden procesar millones de datos en cuestión de segundos, así como también generar previsiones de resultados futuros sobre la base de datos históricos.

Así, estas tecnologías transforman la información en conocimiento para que las empresas aumenten su eficacia operativa, mejoren la seguridad de sus operaciones, garanticen el cumplimiento de sus obligaciones y comprendan mejor a sus usuarios.

3) Reducen la posibilidad de errores

Las inteligencias artificiales cuentan con una exactitud de alrededor del 99% a la hora de resolver problemas o ejecutar tareas. Para ello, utilizan los datos, las estadísticas, las probabilidades, las matemáticas e incluso redes neuronales artificiales, las cuales imitan el funcionamiento del cerebro humano, pero con una capacidad de procesamiento superior, de nodo en nodo.

Alimentándose de distintas fuentes de información, las inteligencias artificiales apuntan siempre a la decisión óptima, sin verse afectada por críticas, emociones, suposiciones, o prejuicios.


4) Mejoran la experiencia del cliente

Las soluciones basadas en inteligencia artificial son beneficiosas tanto para las empresas como para sus clientes. Gracias a la gran cantidad de información que recopilan y analizan, las inteligencias artificiales pueden realizar una radiografía detallada de los clientes de una empresa, con información relevante como frecuencia de consumo, ticket promedio, características demográficas, patrones de comportamiento, etc. Así, las empresas son capaces de personalizar las ofertas, adaptando los productos o servicios a las necesidades de sus clientes.

Además, las inteligencias artificiales pueden mejorar los canales de ayuda y atención al cliente generando respuestas más rápidas, ya que pueden responder a las dudas y solicitudes de los usuarios en instantes y en cualquier momento del día.
 
Pese a todos los beneficios que pueden obtenerse de las inteligencias artificiales, todavía muchas empresas no las creen necesarias para sus operaciones, quizá por la presunción equivocada de que son complicadas de implementar, o porque les parece algo de ciencia ficción. Pero lo cierto es que las inteligencias artificiales son lo suficientemente accesibles para convertirse en una tendencia persistente en el ámbito empresarial e industrial, revolucionando como nunca nuestra forma de trabajar.

Resumen Ejecutivo: The Corporate Startup

¿Cuántas veces ha tenido que explicar los conceptos de innovación corporativa a un nuevo colega, jefe o socio? No todas las personas con las que trabaja tienen tantos conocimientos sobre innovación corporativa como usted; por lo tanto, para intentar ayudarlo a no tener que repetir lo mismo cada vez, hemos elaborado el resumen ejecutivo de la empresa emergente corporativa que puede ver a continuación.
La mejor forma de innovar es que una gran empresa se vea a sí misma como un ecosistema de innovación. Debido a su negocio principal, una empresa establecida no puede ser tan flexible como una empresa que está iniciando, que puede lanzarse a crear un solo producto. En cambio, las empresas establecidas necesitan incrementar sus capacidades de innovación desde adentro, sin poner en peligro su negocio principal. Esto requiere un gran cambio en la estructura organizativa, que en última instancia debería conducir a una empresa que pueda buscar nuevos modelos de negocio y ejecutar los modelos ya existentes.
La transición a una organización ambidiestra inicia con una recalibración estratégica y una nueva forma de gestión. La organización ha de crear una tesis de innovación, en la que la organización prediga de forma convincente hacia dónde va su sector y cómo puede utilizarse la innovación para mantenerse relevante.
Las compañías establecidas tienen que dejar de pensar y actuar como si fuesen organizaciones monolíticas únicas con un modelo de negocio. Todas las empresas contemporáneas necesitan crear una cartera equilibrada, una mezcla de productos rentables establecidos y nuevos productos que actualmente están buscando modelos de negocios rentables.
Se necesita un marco de innovación para analizar y gestionar el portafolio de innovación. Más allá de los tres tipos de innovación (central, adyacente y transformacional), el marco es utilizado para mapear los productos en términos de dónde se encuentran en su viaje de innovación. El mapeo del portafolio en estas dos dimensiones le permite a una empresa no solamente tener una idea de qué tan equilibrado está el portafolio, sino también saber dónde se encuentran los productos en su trayectoria a la innovación.
Para poder medir el desempeño de los equipos de innovación en su búsqueda de modelos comerciales rentables, no es posible utilizar el indicador clave de rendimiento financiero tradicional. Es necesaria una nueva forma de rendición de cuentas, llamada contabilidad de la innovación. Una forma de contabilidad que emplea métricas alternativas, como la cantidad de nuevas ideas que genera una organización, el porcentaje de innovaciones con un ajuste comprobado de producto/mercado o la velocidad de aprendizaje.
 
La práctica de la innovación es la cara vanguardista de un ecosistema innovador. Ese es el momento de la verdad; es donde se generan, prueban y escalan las ideas. Los otros elementos del ecosistema no pueden prosperar sin una gran práctica de innovación, por ejemplo, una compañía no puede desarrollar su tesis de innovación o equilibrar su portafolio si los equipos de productos no prueban nuevas ideas de productos con los clientes.

Extraído de: https://medium.com/the-corporate-startup/an-executive-summary-of-the-corporate-startup-f17c8e95359c

El Círculo Virtuoso de Capital: Corporate Venture Capital

circulo virtuoso de capital

Empresas como Virgin, Ford y Accenture tienen algo en común: han realizado inversiones tipo Corporate Venture Capital (CVC). Estas inversiones corporativas consisten en un modelo generado en las empresas para canalizar capital para desarrollar startups.

Si bien el Corporate Venture Capital o Círculo Virtuoso de Capital no es una idea nueva, cada día cobra más protagonismo en materia de innovación corporativa, dado que como cualquier fondo busca generar rendimientos financieros.

Cuando el modelo CVC se aprovecha, logra romper los estereotipos de la Cultura Corporativa, posicionándose como un elemento clave para que las empresas impulsen la consolidación de nuevos negocios que nacen de ideas renovadas, diferentes, un equipo lo suficientemente sólido para la diversificación de la cartera de negocios.

El Corporate Venture Capital permite combinar la solidez, experiencia y capital de una empresa con capacidad de invertir junto a la audacia, la pasión y carácter flexible de un negocio en plena ebullición tipo startup.

Así es como el Círculo Virtuoso de Capital ya se ha convertido en un generador de innovación dentro de las organizaciones. En definitiva, facilita el intercambio de experiencias y conocimientos que poseen las grandes empresas junto a la innovación, agilidad y talento de una startup persiguiendo un mismo fin.

¿Y cómo funciona en Latinoamérica?

Nuestra región aún se encuentra aventurándose en estos modelos de innovación pero ya existen algunas evidencias del poderoso impacto de CVCs en la región.

Por ejemplo, un estudio realizado entre la Amexcap y el Tecnológico de Monterrey, reflejado en un artículo en la Business Insider México, expuso el importante papel que ha tenido el CVC en el crecimiento económico.

Al menos 44% de las empresas en el ecosistema mexicano cuentan con financiamientos provenientes de algún fondo económico, debido a esa diversificación de inversiones y relaciones que ha traído como resultado el posicionamiento del Corporate Venture Capital.

La encuesta en México sobre las CVCs consistió en 34 preguntas a 19 corporativos, de los cuales se estima que al menos 29% realiza de cero a dos inversiones por año; mientras que 65% realiza de tres a cinco inversiones anuales; y 6% realiza más de 10 inversiones anuales.

Sin duda, es un momento crucial para invertir a través de modelos que rompan el molde e invitan a innovar en serio. ¿Qué opinas de las CVCs?

¿Deberías dirigir la empresa que creaste?

¡Felicidades! Al iniciar tu compañía, acabas de dar un paso importante. Ahora debes tomar una decisión que definirá su rumbo: quién estará al frente del barco. ¿Cómo saber si eres el líder indicado para hacer despegar tu negocio y consolidarlo en el mercado?

P: ¿Soy el líder adecuado para hacer despegar mi negocio?

R: Los líderes son visionarios creativos, seguro; pero no todos los emprendedores están preparados para levantar una empresa desde sus cimientos. Randy Nelson, autor de La Segunda Decisión: El Emprendedor Calificado, sugiere este enfoque de tres pasos para decidir si debes o no permanecer al frente de tu empresa.

1.    Rodéate de consejeros independientes. Nelson, quien vendió dos empresas que fundó, explica que para empezar se apoyó en un grupo de asesores. El objetivo: buscar una opinión objetiva que le permitiera evaluar mejor sus propias fortalezas y debilidades.

2.    Reconoce tus deficiencias, y a continuación, actúa sobre ellas. “Cuando eres más consciente de ti mismo, te dices ‘quiero mejorar’”, explica Nelson. Él llama a este paso la transición de “no sé que no sé” a “sé que no sé”.

3.    Analiza tus motivaciones. En este punto del camino, los empresarios saben qué es lo que tienen que hacer y pueden medir no sólo su capacidad, sino también su voluntad. “Una vez que sabes eso, el tercer paso es preguntarte: ¿realmente quiero hacerlo? Tal vez sea momento de hacer algo nuevo o diferente”, finaliza el experto.

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