5 emprendimientos en América Latina que lograron el éxito ayudando a otros
El 75% de las startups cierran sus puertas al cabo de dos años, según el Instituto del Fracaso, un organismo independiente con sede en México que se dedica a analizar el ecosistema emprendedor de un país y a estudiar el motivo por el que fracasan este tipo de iniciativas.
Ante este panorama desolador parece difícil ser optimista. Sin embargo, hay quienes aseguran que existen motivos para serlo.
Uno es el fundador de Mercado Libre, el argentino Marcos Galperín, uno de los emprendedores latinoamericanos más exitosos.
“Nunca hubo en América Latina un mejor momento para emprender que ahora”, aseguró en noviembre pasado, en el marco del foro virtual XCala Summit.
Según Galperín “están dadas todas las condiciones: hay grandes emprendedores, hay casos de éxito, hay inversores ángeles, hay instituciones privadas, públicas y ONGs que se dedican a apoyar a emprendedores”.
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Entre estos “casos de éxito” hay algunos que se destacan no sólo por haber logrado crecer a pesar de la pandemia. Lo han hecho, además, generando un beneficio a la sociedad, que excede lo económico.
Aquí te mostramos cinco emprendimientos latinoamericanos que lograron triunfar haciendo el bien.
Mamotest
Este emprendimiento argentino, el primero de su tipo en América Latina, surgió gracias a una conversación entre un padre y un hijo.
El primero era el veterano médico radiólogo Guillermo Pepe, especialista en diagnóstico mamario. El segundo, su homónimo, experto en economía empresarial.
Según cuenta Pepe (hijo), fue esa charla en la que su padre le habló de su desesperación por pacientes que morían de cáncer de mama por no haber detectado el tumor a tiempo, lo que lo inspiró a buscar una solución.
El joven emprendedor, que hasta los 34 años se había dedicado a abrir restaurantes en España, se enteró que el cáncer de mama tiene una tasa de supervivencia del 90% si es detectado en etapa temprana.
Estaba convencido de que a través de la tecnología se podría resolver el problema que llevaba a que unas 7.000 mujeres murieran cada año en su país por no haberse realizado una mamografía.
En 2013 hizo un curso sobre “medicina exponencial” en la Singularity University, una institución académica en Silicon Valley, en Estados Unidos, que se especializa en aplicar tecnologías revolucionarias para hallar soluciones disruptivas a los problemas.
Fue entonces que concluyó que la solución para que más mujeres tuvieran acceso a un diagnóstico precoz era acercar la tecnología hasta ellas, a través de la telemedicina.
Kingo
Hace 10 años, el guatemalteco Juan Fermín Rodríguez, entonces de 28 años, decidió renunciar a su trabajo en una multinacional para intentar hacer realidad un sueño: crear un emprendimiento que ayudara al medio ambiente e impactara positivamente en la vida de otros.
Investigando, dio con un dato que lo alarmó: que cerca de un quinto de la población mundial no cuenta con energía eléctrica y que son justamente estas comunidades sin acceso las que mayores dificultades tienen para su desarrollo social, económico y educativo.
Fue así que en 2013 lanzó una startup que propone una idea absolutamente novedosa: ofrecer energía por medio de paneles solares con una modalidad prepago, similar a la que usan muchas empresas de telefonía celular.
De esta forma, las personas que no tienen acceso a las redes eléctricas pueden utilizar la energía solar, sin tener que comprar el costoso equipo ni tener que pagar por su instalación y mantenimiento. Solo pagan por su consumo.
El proyecto piloto incluyó a solo 50 familias, pero funcionó tan bien que para 2019 el servicio ya alcanzaba a 55.000 hogares en Guatemala e incluso se había extendido a Colombia.
La meta de Kingo es instalar 140.000 equipos para 2022, lo que beneficiaría a cerca de medio millón de personas.
Luego, el plan es expandirse por América Latina (este año se firman contratos en México y Panamá), donde, según Rodríguez, hay más de 7 millones de familias sin energía eléctrica.
Sinba
Aunque suene parecido al nombre del protagonista del “Rey León”, este emprendimiento peruano no tiene nada que ver con dichos mamíferos.
Sinba viene en realidad de “Sin basura”, y el objetivo de esta empresa es encontrarle una solución al problema de los millones de toneladas de alimentos que tiramos todos los años.
Según la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician.
En tanto, un tercio de todos los cultivos que se producen se destinan a la alimentación animal.
Sinba encontró una solución sencilla a esta paradoja, reciclando las sobras para utilizarlas como alimento porcino.
La idea nació casi de casualidad un día del 2015, cuando Andrea Rivera, Bitia Chávez y Philip “Pipo” Reiser se juntaron en Lima a comer.
Los tres se habían conocido unos meses antes en un programa dedicado a desarrollar proyectos de sostenibilidad.
Pero fue en ese restaurante, mientras observaban a los mozos retirar platos con comida sin terminar, que los amigos decidieron poner el foco en qué se hace con esos restos.
Tras investigar el tema, averiguaron que un restaurante peruano genera diariamente entre 30 y 400 kilos de residuos de alimentos al día.
En 2016 lanzaron Sinba, un servicio de tratamiento de residuos orgánicos de restaurantes.
Momlancers
Como muchas mujeres que deciden ser madres, las mexicanas Regina Cabal y Katia Moye enfrentaron un dilema después del nacimiento de sus hijas: ¿cómo balancear sus carreras con la maternidad?
Moye decidió priorizar a su bebé, y renunció a su cargo en la oficina de marketing de una marca de consumo porque “no quería llegar a casa en la noche sólo a bañarla y dormirla”.
En cambio, Cabal, que trabajaba en una agencia de innovación, logró negociar trabajar a medio tiempo por un año.
Para su propia sorpresa, resultó ser “el año más productivo” de toda su carrera.
Inspiradas por sus propias experiencias, ambas se unieron para crear Momlancers, una consultora laboral para madres freelancers.
Esta plataforma mexicana, creada en 2017, se dedica a conectar a profesionales que son madres con empresas que puedan requerir de sus servicios, con el objetivo de que ellas puedan trabajar de manera remota y seguir cuidando a sus hijos.
Háblalo
Mateo Salvatto se estaba por recibir como técnico en electrónica de la secundaria, en 2017, cuando creó la app Háblalo, que permite a las personas con discapacidad auditiva comunicarse.
“Mi madre es profesora de sordos e intérprete de lengua de señas desde hace 35 años”, explicó el argentino de 22 años a BBC Mundo.
“Y yo quería tratar de ayudar a todos estos chicos y chicas, alumnos de mi vieja, que sufren muchísimas injusticias que yo no sufría, simplemente por tener esa discapacidad. Desde hacer un trámite o pedir una dirección en la calle hasta hacer una denuncia o ir a una consulta médica”, señaló.
“¿Cómo puede ser que tengamos tecnología para poner un robot en Marte, pero un sordo no puede hacer una denuncia?”, pensó.
Su aplicación tuvo tanto éxito que para 2018, con apenas 18 años, formó la empresa Asteroid, para poder administrar su emprendimiento.
Hoy Háblalo, que funciona de forma gratuita y sin necesidad de estar conectado a internet, es usado por 140.000 personas en 55 paísesa lo largo de cinco continentes y en más de 35 idiomas.
Fuente https://www.bbc.com/