Mientras que el emprendedor startup siente el romanticismo de un nuevo noviazgo, pasar a la fase scaleup significa llegar a la fortaleza de una relación madura. Toda startup puede aspirar a convertirse en scaleup y generar un gran impacto económico y social.
El emprendedurismo marca tendencias en numerosos ámbitos sociales (inclusive dentro de las empresas) e impacta fuertemente en economías de todo el mundo. Una de las protagonistas de este movimiento son las startups, empresas que desarrollan sus productos a través de una relación cercana con sus clientes o usuarios, que se apoyan fuertemente en la innovación y el networking y que están en una fase de origen o en plena constitución. Son Pymes que aún se están forjando, semillas que pueden germinar hasta convertirse en grandes creadores de valor. Y dar ese paso es todo un desafío.
Las startups y los emprendedores que las crearon, se definen a través de una clara visión, la pasión por resolver problemas y por aprender de los errores, de llegar a más consumidores y alcanzar nuevas fuentes de financiamiento. Por otro lado, existen las denominadas empresas scaleup, que se caracterizan por procesos claros, ingresos regulares, productos consolidados y la posibilidad de embarcarse en proyectos de mayor envergadura. Mientras una startup es todo el romanticismo de un nuevo noviazgo, las scaleup son la fortaleza de una relación madura. Toda startup puede aspirar a convertirse en scaleup.
Las razones para pensar en hacer escalable un negocio son tantas como emprendedores hay en el mundo, pero los beneficios de una scaleup son conocidos. El más importante de ellos probablemente sea la generación de riqueza y el consiguiente bienestar, no solo de su fundador, sino también de las personas que trabajan a su lado, sus clientes y proveedores y la sociedad. Cada startup, devenida en scaleup, contribuye activamente en la creación de nuevos puestos de trabajo, en el progreso de proveedores, inversionistas y otros grupos sociales económicamente activos. Su impacto socioeconómico mueve agujas.
Hoy el apoyo en financiamiento y asesoría para startups y emprendedores en general es amplio. Aun así, se habla que en países desarrollados con políticas claras y reconocidas, la tasa de éxito de startups no supera el 10%. Cómo publicó el mes pasado la escuela de negocios de la Universidad Austral en su web: “para poder subir en un punto el PBI del país se necesitarían alrededor de 160.000 nuevas microempresas, o poco menos de 4.000 nuevas pymes, o tan sólo 100 pymes que se terminen por convertir en grandes empresas que generen un gran impacto social y económico”.
En este escenario, las scaleup están cobrando cada vez más protagonismo gracias a su mayor estabilidad y, justamente, por su gran impacto económico y social. La gran cantidad de bibliografía disponible y el creciente apoyo hacia la escabilibidad hacen que considerar orientar la visión de cada emprendedor hacia las scaleup aumente las probabilidades de consolidación y sustentabilidad de cada proyecto emprendido.